

La cosa estuvo así: Ayer fuimos Jon y yo a tirar una red de pescar al mar ¡en la noche! Para nuestra buena suerte, mi linterna se quedó sin batería y para regresar a tierra firme necesitabamos ver de donde venían las grandes olas. Me mareé en la espera del momento exacto para regresar y también me freakié (asusté)pues Jon no dejaba de hablar de tiburones y de la gran posibilidad de que las olas nos voltearan.
Fue muuuy divertido, grité de emoción y me reí mucho, el otro como si nada.
Lo mejor de la expedición fue que vi a un pingüino haciendo popis a menos de un metro de mí, es la cosa más tierna (no asquerosa), parecía que estaba bailando la canción que va " y aserejé já de jé...". Le tomé fotos (malísimas)e incluso lo llegué a tocar, pero estaba enojado por el flash de mi cámara.
Regresando a lo de la mantarraya, resulta que la red no se hundió lo suficiente, y terminó atrapando dos mantarrayas. Jon las cocinó hoy y le ayudé un poco poniendo los restos (las partes de enmedio)en el congelador. La piel es suavecita y blanca, rico, rico.
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